miércoles, 27 de octubre de 2010

Las historias de Nasrudin

Nasrudin, o Nasreddin, es un personajes de historias educativas en la tradición del sufismo (denominación relacionada con el islam).  Nasrudin representa a un maestro en cuyas historias- que se presentan como aventuras, cuentos y anécdotas- se presenta como distintos personajes, como agricultor, padre, juez o hasta tonto.  Las historias, que pueden ser humirísticas o parecer absurdas, provocan la reflexión en quien las lee.

[Tomado de http://radiodosluces.wordpress.com/cuentos/]


Ejemplos:

         Sendas diferentes

Tú eres un gran místico -le dijo uno de sus pupilos a Nasrudín-, y sin duda sabrás por qué los hombres siguen sendas diferentes a lo largo de su vida, en vez de seguir todos una única senda.
Sencillo -contestó el maestro-. Si todo el mundo siguiera la misma senda, todos acabaríamos en el mismo lugar; el mundo, perdido el equilibrio, se inclinaría, y todos nos caeríamos al océano.

 

Ninguna oreja, ningún crimen

Un día, el juez pidió a Nasrudín que le ayudara a resolver un problema legal.
¿Cómo me sugerirías que castigue a un difamador?
Córtales las orejas a todos los que escuchan sus mentiras -replicó el mulá.

El costo de aprender

Nasrudín decidió que podía beneficiarse aprendiendo algo nuevo y fue a visitar a un renombrado maestro de música: - ¿Cuánto cobra usted para enseñarme a tocar la flauta? - preguntó Nasrudín. - Tres piezas de plata el primer mes; después una pieza de plata por mes - contestó el maestro. -¡Perfecto! - dijo Nasrudín; - comenzaré en el segundo mes.

 

¿A dónde ir?

- La gente preguntó al Mula Nasrudín "¿Dónde debemos ir en una procesión fúnebre, al frente, en la parte trasera, o al lado?" Nasrudin contestó: "¡No importa donde vayas, mientras no vayas dentro del ataúd!"
EL CONTRABANDISTA
Nasrudin solía cruzar la frontera todos los días, con las cestas de su asno cargadas de paja. Como admitía ser un contrabandista cuando volvía a casa por las noches, los guardas de la frontera le registraban una y otra vez. Registraban su persona, cernían la paja, la sumergían en agua, e incluso la quemaban de vez en cuando.
Mientras tanto, la prosperidad de Nasrudin aumentaba visiblemente.
Un día se retiró y fue a vivir a otro país, donde, unos años más tarde, le encontró uno de los aduaneros.
- Ahora me lo puedes decir, Nasrudin, ¿Qué pasabas de contrabando, que nunca pudimos descubrirlo?
- Asnos - contestó Nasrudin.
 _________________________________________________________________ Referencias: http://www.vidadigital.net/blog/page/2/ http://es.wikipedia.org/wiki/Nasreddin http://www.personarte.com/nasrudin.htm http://www.gnosishoy.com/reflexiones/cuentos.html  

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